miércoles, 27 de mayo de 2009

Todo por buen futbol


Justo cuando parece que el "exitismo" tiende a invadir en mayor forma las canchas de futbol, faltándole al respeto al espectador con esquemas defensivos, mezquinos y mañosos, apareció el Barcelona versión 2009: Campeón Copa del Rey, liga española y Champions.

Este Barcelona es una pequeña esperanza para todos aquellos que todavía defienden el futbol amable y bien jugado, llámese "bonito", "espectacular", "lìrico" o "romántico", entre otros apelativos que se tienden a usar, ya sea para enaltercerlo o menospreciarlo.

Con la misión de llegar a territorio enemigo siendo dueño de la pelota, tocándola a ras de pasto con pulcritud, aprovechando cada centímetro del terreno de juego a lo largo y a lo ancho, y con eficacia en el manejo del ritmo de juego que sólo te lo da la técnica, el equipo de Josep Guardiola podría ser un referente para recuperar los principios y valores que hicieron del futbol el deporte espectáculo que mueve a millones de personas.

El debate parece ser trivial y universal. Jugar bien o ganar. La tendencia de asegurar el resultado en cada partido, que ha prevalecido durante los últimos tiempos, tiene que ver con meter a jugadores únicamente para defender o romper jugadas del contrario, el uso excesivo del pelotazo o pase largo, la búsqueda de la velocidad sin freno y del delantero solitario que tiene que pensar en una fracción de segundo cómo va a meter el balón a la portería. Ese ha sido el destino, convertido en método, de algunos entrenadores que viven bajo la consigna del ganar "como sea".

Puede ser cuestión de gustos y de ideas. Pero quién puede ser capaz de quitarle al futbol su identidad como juego de expresión, en donde el toque de la pelota, la emoción y la chispa el realizar un amague o gambeta y la adrenalina de ver a tu equipo como protagonista de un partido valga menos que un simple resultado.

Las tendencias se contraponen en todo el mundo. Argentina la hizo pública y especial con el menottismo vs bilardismo. Sin embargo, cada quien ha establecido su criterio futbolístico de acuerdo al resultado y a su propia experiencia. La garra, la fuerza y la determinación son virtudes innegables dentro de este deporte, pero hay ocasiones que con sólo eso no alcanza.

Barcelona demuestra el valor y la integridad de ser un gran equipo, destacando por sobre todos los demás por su forma de juego. La forma de superar al Manchester United en Roma supone la defensa de un estilo, estandarte de la cultura de un club que se preocupa por el desarrollo humano y por satisfacer a sus aficionados que hoy festejan la grandeza de ser el mejor.

Quiero creer que esos valores se pueden recuperar. Toda proporción guardada, hoy en Argentina se voltea a ver a Huracán y todos aplauden: "por lo bien que está jugando, por el trato que le da a la pelota y porque es ganador. Merece un título". Y en México, desde hace tiempo, se admira al Pachuca por ser una "institución ejemplar" y porque el equipo juega con buen toque y defiende un estilo atrevido y dinámico. "Está a otro nivel", dicen conocidos y rivales que lo han visto ganar varios títulos durante los últimos 10 años.

La euforia hoy es por ver a un Barcelona campeón de todo y aparte, espectacular. Jorge Valdano dice que en el futbol actual, los entrenadores sólo tienen la razón cuando va acompañada de los resultados. Pues bien, que la razón siga de lado de ese sentimiento que da la satisfacción y la gloria.

jueves, 14 de mayo de 2009