Buenos Aires.- Martes 11 de la noche, Viamonte y 25 de mayo. OZamo se sentó a esperar a sus amigos en la esquina, fumando un cigarro plácidamente.
"Deme una moneda", se acercó un joven a nuestro protagonista. A cambio, este le dio un cigarro y las cosas quedaron en paz.
Tres minutos después, OZamo entra al bar y no ve caras conocidas. No le queda otra que seguir esperando afuera.
"Creo que tienes más que una moneda", insistió el joven de la calle y sus dos amigos que venían detrás. Antes de que el actor principal de esta historia pudiera contestar algo, estaba pegado a la pared, sufriendo el acoso de los tres individuos que le exigían en un tono más severo que entregara todo lo que tuviera.
Tan terco como de repente es, OZamo trató de resistirse, pero fue inútil. Una patada dejó en claro que esta vez no iba a salir ileso de la situación, y ante la mirada lejana de un polícia, colocado en la esquina siguiente y espectador de toda la escena , nuestro buen amigo se quedo sólo con unas monedas.
Cuando los tres jóvenes (¿jóvenes?) salieron corriendo con el botín, no sin antes amenazar al individuo mexicano de que no volteara mientras huian, el policia se decidió entrar en acción y supuestamente, regresar con los ladrones y el materal perdido.
En su desesperación, OZamo entró al bar a pedir ayuda. El policía llegó cinco minutos después. "Ché, dónde andabas? Los tuve que dejar ir porque me dijeron que no traían nada".
"Yo creo que lo que te quitaron ya no lo recuperaste, si querés levantar una denuncia adelante, pero no te servirá de nada", agregó el policía, quien acto seguido explicó, con palabras que OZamo no logra recordar del todo, el contexto de la situación, queriendo justificar lo injustificable.
Sólo las palabras de consuelo de los amigos en el bar pudieron sacarlo del trance, de la única mala noche que OZamo ha pasado en territorio bonaerense desde hace dos meses.
Después de ello, brindo con ustedes por las noches que siguen.
Mi vida de Caradura
Hace 5 años