miércoles, 11 de junio de 2008

Sólo pide que lo dejen en paz...

Buenos Aires.- "Charly García lo volvió a hacer". Pareciera, sólo por momentos, que el público argentino ya no se sorprende por lo que pasa día con día con sus personajes favoritos. El rockero está en la mira de todos sus críticos en su misión de seguir "demoliendo hoteles" y la nota de su detención en la ciudad de Mendoza es siempre materia dispuesta para el morbo y captar la atención.

Charly fue detenido y hospitalizado por una pelea con uno de sus asistentes el domingo pasado, y a pesar de haber pagado un seguro a los encargados del hotel donde se hospedaba, "por lo que pudiera pasar", pareciera que cada paso que da frente a los medios de comunicación y la gente que consume sus espacios, confirma un tanto más su locura ordinaria.

Mientras las noticias dan un posible final fatal a este nuevo escándalo de Charly García, el público argentino entra en el debate en cuanto a si es un ídolo popular tipo Maradona o solo un loco berrinchudo que a sus casi 60 años quiere seguir "la joda".

Lo cierto es que la historia de los personajes que van siempre en contra de la corriente parece repetirse. Es ese tipo osado que pretende estar poco dispuesto a ceder frente a un sistema que quiere regenerarlo y apegarlo a las "buenas costumbres". Cuando pasa cierta edad, la conciencia lo alcanza, y encima si tiene familia, se transforma y llega a la etapa de "madurez" y de "estabilidad" ante todos los que lo rodean.

Son pocos los que escapan a este estigma, si de música estamos hablando. La mitológica y ya-antes-comentada tripleta Morrison- Hendrix-Joplin pareciera haberse librado de este debate de supervivencia justo en el momento preciso. Años después, aunque no por ser "víctima de sus excesos", Lennon los alcanzaría, no sin antes lanzar un desafío a un sistema político estadounidense que lo condenaba por agitador y disidente.

No se pretende ver a Charly García como un mito histórico o un "ejemplo para la juventud", pero es indudable que siempre ha sido un punto y aparte, no solo en cuanto a capacidad musical sino al mantener su esencia en comparación al resto de los rockeros argentinos, llámese Luis Spinetta, Andrés Calamaro, Gustavo Cerati, Fito Paéz e incluso ahora, el "Indio" Solari. Y esa ha sido su propuesta de vida frente a todos aquellos que, sin éxito, han pretendido "regenerarlo".

"Yo soy Charly, tráiganme whiskey y Rivotril". El personaje que siempre quiere interpretar y que quizá hoy, a pesar de todo y desde la sala de un hospital, pide que así siga siendo.

2 comentarios:

Ramón Aparicio José dijo...

"El personaje que siempre quiere interpretar", tal cual.
El personaje que se comió a la persona, a la "no estrella", el hito que desgasta al mito, el hombre que no puede ser, que no pudo ser, para el bien de los otros por su arte inconmensurable, y para su propia condena.
Que jorobado el asunto.
Felicitaciones por el análisis.
Abrazo de gol, guey.

eRRe dijo...

Awante, Charly, que desde México se te sigue cantando.

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