martes, 3 de marzo de 2009

Diego + 11


Buenos Aires.- De la frustración a la esperanza. Cada quien pone sus fichas. A pesar de que para él no hay amistosos, Diego Maradona está a punto de comenzar en serio, su etapa al frente de la selección albiceleste cuando el 28 de marzo reciban a Venezuela en las eliminatorias del mundial 2010.


Si bien es cierto que desde estas tierras, la mayoría de los hinchas aprobó su designación como algo que el destino iba a poner tarde o temprano, durante los primeros días posterioras a la noticia, rondaba por la cabeza de los argentinos la duda sobre si la decisión era acertada o tan sólo el resultado de la pasión por el hombre que más significado dio al fútbol (sí, otra vez con acento) de este país.


Los que más cuestionan su llegada recuerdan los incipientes pasos de un Maradona entrenador, que estando suspendido tras el escándalo por el mundial 1994 por el famoso doping, se aventuró a dirigir a Mandiyú, equipo al que por poco lo envía a la llamada División de Ascenso. No obstante el mal recuerdo, posteriormente tiene la labor de dirigir por unos partidos al Racing de Avellaneda, equipo con el que no dejó ni siquiera comentarios para discutir.


Como mexicano que vive en la Argentina, al autor de este blog le cuesta trabajo creer cómo un mito como el Diego puede de repente ser tan denostado. Cansado de escuchar si es o no “un ejemplo para la juventud”, “es muy sobrevalorado como símbolo nacional, no como futbolista”, el rol o el papel de Maradona al frente a un equipo que siguen todos, se convierte en una mecha para todos aquellos que buscan cualquier clase de sensacionalismo. Como en el caso de Charly Garcia, hay que hacer persecusión para cuestionar y sólo así se busca la noticia, no importa si se trata de un hombre que está tratando de darle un giro a su vida.


Para nadie es un secreto que en los últimos años, Maradona ha luchado contra su propia imagen para salir adelante. Ni siquiera cuando hace no mucho aparecía en TV, sorprendentemente delgado y sonriendo ante la cámara con sus invitados, podría uno imaginarse que llegaría a tomar las riendas de la selección argentina. Pero la ilusión le fue creciendo por dentro y eso, al parecer le ha dado fuerza para recuperarse.


Ahora, parece que el ambiente es benigno, las aguas se perfilan a su favor. Incluso, que todo le sale bien. Que al mismo tiempo que llega al timón de la albiceleste, aparezca un “nuevo Maradona”, el que más se le parece, refiriéndome a Lionel Messi y que su hija Giannina sea nota de ocho columnas por tener un hijo con el también mediático Sergio Agüero. Todos celebran, al mismo tiempo que comienzan a hacer sus conjeturas. El salvador y el héroe del campeón del 86 ha encontrado de nuevo su lugar, con millónes de dólares y espacios de publicidad de por medio, por aquellos lugares en donde se presenta.


El autor de este blog confiesa también sus dudas que un principio le generó la noticia, con todo y la admiración que le ha tenido a ese hombre que lo vio relativamente cerca en el mundial de casa. Viendo el lamentable ejemplo que Hugo Sánchez dejo recién en la selección de México, me atreví a cuestionar y comparar a dos hombres de éxito sobre la cancha. Sólo el tiempo y las semanas me han hecho pensar que al menos en el caso argentino estoy, por ahora, frente de una historia diferente.


Maradona ha aprobado dos exámenes, aparentemente sencillos, frente a Escocia y Francia. En ambos ha puesto pasión y la motivación que recuerda al jugador que celebraba cada gol argentino, y son emociones que ha tratado de transmitir a sus elegidos. Para un enjambre de egos, se necesita uno mayor y que además, los conduzca por el mismo camino. “Si yo pasé del infierno al cielo, ¿por qué ustedes no?”, dijo de entrada el Diego a sus jugadores. Lo único preocupante es ver la cantidad de gente a su alrededor, que va a estar al pendiente de cada paso que de, como si hubiera una necesidad de cuidarlo y a la vez, de vigilarlo. Y eso va desde el presidente de la AFA, Julio Grondona, hasta el flamante y obsesivo manager de selección, el doctor Carlos Bilardo.


La hora de la verdad, como se dice comunmente, está cerca. Diego Maradona, quizá lo sepa o no, está ante el mayor reto de su vida. Toda la leyenda y el mito del jugador quedarán atrás desde ahora. Su talento y su coraje serán puestos a prueba. Que el mito crezca y que la esperanza encuentre el final deseado.

1 comentario:

eRRe dijo...

Bien por el comentario, ya había tardado. ¿Ha visto ya el documental que sobre el 10 realizó Kusturica? ¿Cuál es su opinión? Aquí todo bien, cada vez huele más fuerte a Radiohead. Salu'.