martes, 19 de agosto de 2008

Cada cuatro años...

Buenos Aires.- Creo que cada periodo olímpico es hablar del mismo tema. Ya hasta fastidia, por lo menos a los que estamos interesados en el deporte, que justo cuando los demás festejan el logro de sus medallas, México se ponga a evualuar en plena época de Juegos Olímpicos todo lo que "salió bien" o "salió mal".

No quisiera creer que lo que pasó en Sydney, con la imagen de Soraya Jiménez levantando un oro histórico y cinco medallas más que quizá muchos no esperábamos, fue un espejismo. Pero así fue.

También creo que es ocioso e inútil seguir buscando culpables en la ODEPA o en COM (léase Vázquez Raña o "Tibio" Muñoz) cuando sabemos que pasan los años y sigue siendo el mismo bloque sistemático que se niega a morir y que mantiene con vida a tantas personas por debajo del organigrama que no deberían estar ahí. Pero, qué más da, siguen y seguirán.

Estando en Argentina, en lo particular fastidia que todos te griten en la cara (muchos quizá sin el afan de ofender) que le ganaron a Brasil un clásico futbolero más, que se logró una medalla de oro en el ciclismo, que sobre la duela esté un segundo Dream Team de basquetbol y que la televisión local te invada con la idea de que las "Leonas" del hockey vayan en camino a ganar una nueva presea. Nosotros de México, ¿qué podemos presumir?

Cuando todavía estamos esperando una medallita más de milagro en los pocos días que faltan para que termine Beijing 2008 (aclaración: esto se escribió en martes por la noche, por lo que todavía no se daba el oro de Guillermo Pérez, en fin, la idea sigue siendo la misma), la eterna reflexión sobre cómo mejorar el deporte mexicano nos invade. Lo malo es que dentro de dos meses se nos olvida.

Viéndolo bien, creo que no se esperaban buenos augurios con los meses previos en donde el pesimismo y las malas noticias rondaron una y otra vez. Entre el escándalo de Ana Guevara, el retiro de Belem Guerrero y la desastrosa eliminación de la selección de futbol, que-alguien-por-ahí-prometió-que-se-iba-a-ganar-una-medalla-y-después-ser-campeón-del-mundo, no podíamos levantar las campanas al vuelo.

¿Es inútil seguir hablando de cómo avanzar y por qué se está mal? ¿Cambiarán las cosas algún día en la cúpula deportiva? ¿Se irán algún día los que se tienen que ir?

Creo que no veré más la televisión desde Beijing...a menos que ocurra un milagro.

1 comentario:

eRRe dijo...

A los que le presuman el oro de otros países, respóndales con el eterno consuelo del mexinaco: "somos campeones de la amista'".
Salu'