jueves, 21 de abril de 2011

Un Derby a la mitad


Que difícil es hablar o escribir de un tema cuando se es subjetivo. Los gustos no se discuten, las opiniones tampoco.

Ha pasado ya la mitad del camino de los cuatro encuentros del discutido derby español Barcelona vs Real Madrid, versión 2011. Aún trato de encontrar las palabras precisas para no ser demasiado pasional o extremadamente frío. "Los resultados hablan por sí solos", podrían alegarme. "Sólo vale ganar", sí también. Pero no le daré la espalda a esa parte de la historia que me apasiona o que me envuelve sin que me de cuenta.

El futbol se ha vuelto algo tan frío en su sentido real, en todo lo que lo rodea, en lo que todos los días leemos en los diarios o en el internet, que creemos que las historias son precisas y no permiten reproches. Ya no existe la emoción de ver que hay más allá de la estadística porque sólo vale el resultado. Y en eso se basa la moda y los héroes del momento. No importan el cómo y el porqué. Ahora la táctica es dueña y señora. Nada vale más.

Sábado 16 de abril.- La sensación del primer partido me deja algo extraño. El Barcelona sale al campo de juego con un aire de superioridad, pero no se traga los centímetros que le corresponden. Enfrente, el equipo de casa, el burgués que se pone el sombrero, se arregla el maquillaje y las uñas, el que ha gastado muchos millones de euros para crear "una producción de dibujos animados" (palabras textuales de su director deportivo), no despierta ninguna emoción y sólo camina en el campo, inoperante. Segundo tiempo aparece el Barcelona de siempre y todo el madridismo tiembla. Una, dos o tres oportunidades de gol, hasta que una llave digna de la lucha libre mexicana le da al Barcelona un penalti. Messi cobra y Casillas no llega. Uno-cero. Mourinho se acuerda de que tiene a Ozil y lo usa para explotar los espacios. Falta dentro del área del Barcelona y todos dudan. Demasiado tarde. Penalti que Cristiano cobra y adentro. La estrategia a los de blanco les salió relativamente bien, al menos "ya no perdieron". Pero la distancia sigue siendo de ocho puntos. Partido de poco brillo, pero parece que todo se guarda para el miércoles.

Miércoles 20 de abril.- ¿Dónde está el Barcelona? ¿Alguien lo ha visto en los primeros 45 minutos? Mientras la desesperación aumenta, varios pares de piernas color blanco se empeñan en dar patadas y los blaugrana cae en el mismo tenor. Un tal Pepe amenaza con un remate de cabeza que se estrella en el poste y el tal Cristiano no define bien una jugada que Pinto saca en la línea. Preocupación, demasiada preocupación. Segundo tiempo, las cosas cambian. El equipo de Guardiola ha vuelto a ser el mismo, avanza, hace paredes, empuja, toca, toca, toca (creo que esta historia ya la conté)... Messi quiere pero no puede... bueno, sí puede, esta vez con un pase y otro más a la red...pero la bandera se levanta al fuera de lugar...tic toc, tiki, tiki...avances cada vez mayores... pero los disparos de Iniesta y esa mano de Iker. Sólo a centímetros, con relatividad. Tiempo extra y todo puede pasar. Y pasa...De Maria mete un centro que remata de cabeza Cristiano. Uno-cero... así. Desde que Guardiola es el dueño del banco no había sucedido algo igual, los momentos se acortan y la reacción tiene más angustia que esperanza. Pitazo final y se terminó. El resto, por ahora, es lo de menos. La corona, literal, está abollada.

Dos días donde la historia de una temporada cambió... al menos para la mayoría, que ahora resulta que se pinta de merengue y que han salido de su escondite. Muchos apuestan a que el ciclo de este Barcelona ha terminado, éste que ganó seis títulos en un año, que sobre todo convenció, en tiempos complicados, con un futbol hecho a ras de césped de que siempre sí es posible jugar bien y ganar, y que además le dio siete jugadores titulares a la España campeona del mundo, con el estilo bien aplicado desde territorio catalán.

¿Ha terminado? ¿Acaso se nos viene la moda del "trivote"? ¿De anular y destruir al adversario para ganarle? ¿Volvemos al debate de que todo es válido con tal de ser campeón? ¿Hasta dónde empieza el respeto por la pelota, por el juego, y hasta donde por el resultado? ¿Es más fácil emular lo destructivo y lo práctico por encima de lo constructivo, porque se es más eficaz? ¿Qué vale más para el aficionado? ¿Cómo se gana mejor? ¿Cuánto valen 400 millones de euros?

Estamos al filo de la navaja de las dos tendencias más importantes del futbol, y cada una de ellas tratará de convencernos de llegar hasta el final. La que salga mejor librada amenaza con establecer los parámetros y las modas de los años venideros. Porque, Jorge Valdano dixit, este deporte sólo te da la razón cuando los resultados así lo avalan. Es decir, que el fin justifica los medios, y a la vez no.

El vértigo de este derby espera por dos capítulos más. Que gane el buen futbol. Que este sentido de subjetividad no sea en vano.

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