domingo, 11 de noviembre de 2007

Siempre será José Ramón

Los diarios lo adelantaban desde días antes. "José Ramón Fernández abandona TV Azteca". Chin, dijeron muchos. Otros como que hacían que no escuchaban nada y por ende, no dijeron nada. "Es muy tonto, aquí tenía todo, era como un rey, está loco", me dijo por su parte una persona de la televisora del ajusco cercana a él, más con tono de resentimiento que otra cosa, justo un año después de su salida por supuesta enfermedad y del espectáculo maravilloso que se montó al respecto.

No vamos a negar una admiración por la persona, el comentarista y el jefe. Son tres facetas diferentes que durante el tiempo en que lo traté siempre me quedaron claras. Puedo decir muchas cosas de él ahora y cierta gente me puede decir que lo sigo idealizando. Pero por lo menos para mí, sigue siendo la referencia más clara de lo que es un periodista y todo lo que eso significa.

Su lucha y su odio contra Televisa durante 34 años (y lo que falta) no fue en balde. El cuenta mejor que nadie lo que era trabajar en una television del Estado, con todo en contra y contra un rival que parecía gigante. El se encargó de demostrar durante ese tiempo lo que todo mundo sabía y nadie se atrevía a decir; Televisa era, por imposición, dueña irrefutable de la opinión y del tiempo libre de todos los mexicanos. No había de otra.

José Ramón no buscaba que todos odiaran a la otra televisora. Simplemente era exponer otro punto de vista que no cayera en lo simple, en lo vulgar, en lo absurdo, y sobre todo, era el invitar a la gente a no dejarse engañar en sus percepciones dentro de un país que de por sí casi siempre caía presa de sus propias mentiras.

Su imagen seria, parca, puntillosa, poco agradable a la vista de muchos hizo que ganara enemigos dentro de la opinión pública, del televidente, y de la gente del medio futbolistico mexicano, que sin embargo me atrevo a decir que lo elogía tanto como lo aborrece.

Como toda figura, creo que siempre y muy en el fondo buscó que todos apreciaran esa parte de él. Ese afan lo llevó muchas veces a la desesperación y en consecuencia, a mandar a todos al carajo de un sólo golpe.

Esa forma de ser no era sólo con sus aparentes enemigos. Su "gente", aquella que guste o no, ha vivido bajo su cobijo, ha caído en la contradicción de quejarse por la forma autoritaria de su jefe pero a la vez reconocerle su maestría, de una forma o de otra, sabiendo que el camino que deberían seguir nunca sería fácil o agradable

No todos es miel sobre hojuelas a la hora de hablar de José Ramón. Este servidor sabe de una historia dentro de su oficina donde un subordinado luchó durante una hora y media tratando de convencerlo del porqué debería salir "a cuadro" y ser comentarista. Implacable como siempre, le negó cualquier posibilidad de hacerlo, tratando de hacer añicos su autoestima con el único argumento de desquitar su furia. Después de que dicho personaje vivió la experiencia "José-Ramón", su perspectiva cambió para siempre.

El cambio de Imevisión a TV Azteca lo llevó a otras latitudes. El hecho de que Ricardo Salinas Pliego lo considerara su amigo, fue a la vez lo peor que le pudo haber pasado. Compartiendo ambiciones y experiencias en el desarrollo de una nueva televisora, la relación profesional entre ambos personajes fueron foco de atención para el resto de los ejecutivos de la empresa. El sentimiento de envidia y la lucha por sus intereres fueron motivos suficiente para tratar de tener a raya al monstruo del periodismo deportivo mexicano en una especie de guerra sin cuartel.

No quiero seguir escribiendo estas líneas en tono pasado, cuando ahora José Ramón ha cambiado de camiseta. Pero aún sigo sin imaginarme cómo será su vida en ESPN. Al parecer, ya no tendrá motivos de lucha, de retarse a sí mismo, de mantener viva la imagen del que está en contra de todos y de levantarse ante la adversidad. Parece que su vida ha dado un giro en donde está lejos del bien y del mal.

De cualquier forma, creo que ese es y será José Ramón Fernández hasta la muerte. El tipo duro, odiado, sensible por momentos pero decidido a seguir con su opinión que a fin de cuentas es lo que vale.

No hay comentarios: